Es que todos suponen que solo se trata de un hombre que miraba la luna, pero yo le aseguro que no es así, señor juez.Yo pude observar que su mirada se fijaba en un punto definido de la blanca imagen y recién cuando en sus pupilas se dibujó la mujer, fue cuando comenzó a transformarse en lobo. Entonces no tuve mas remedio que hacerlo, señor juez: era él o yo. A cada zarpazo que me daba, tratando de alejarme de su vista, lastimaba un poco más mis alas. No podía dejar que me matara y menos por culpa de esa hechicera. Por eso tuve que transformarme señor juez y, humana nuevamente, clavarle el veneno que llevaba oculto en mi uña para, cuando hiciera falta, descargarlo sobre mi enemiga. No me dejó alternativa, señor juez.
Así es que, habiendo revisado los hechos, y en honor a la justicia, propongo cambiar la carátula del caso, de homicidio doloso agravado por el vínculo a homicidio en defensa propia, y otorgarme inmediatamente la libertad, señor juez, antes de que suceda mi próxima transformación.
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