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Explicación Cortita

Lo característico de la minificción o microrrelato, es su capacidad para disparar sugerencias múltiples en la mente del lector. Para ello se vale de la ambigüedad y de modos oblicuos de expresión, como la ironía, que apuntan a que lo que parece ser no sea, o no se sepa con seguridad si es o no es. De ahí que la paradoja y la parodia sean tan frecuentes. También lo es el doble sentido, en cuyo caso se acerca peligrosamente al chiste. En este límite, el trabajo con las palabras es lo que determina la diferencia".

Raúl Brasca.

domingo, 29 de agosto de 2010

Estocolmo

Me dio las gracias por darle la libertad y se fue. Después de todo lo que compartimos, lo que vivimos juntos, los proyectos que hicimos para este momento, tuvo el descaro de irse dejándome en esta habitación, que también fue nuestra, y llevarse la llave. Me hizo el cuento del síndrome, la muy astuta y se fue. Y además cobró su rescate.

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martes, 24 de agosto de 2010

Haikus

Sobre imagen
Estrella blanca, 
unes a los amantes 
en la distancia
La luna brilla: 
tu alma desde el cielo 
nos ilumina
Como tú, árbol, 
los brazos del amado 
brindan reposo
Invierno blanco, 
las gotas de tu lluvia 
limpian mi alma
Este rocío, 
recién amanecido, 
revive tu piel .

jueves, 19 de agosto de 2010

Majaderías

Mi sepulcro a perpetuidad, donde me has eternizado en el escarnio, engalana hoy estas paredes. De nada sirvió que trataras de enmendar tu desatino recreándome con este vestido insignificante. Debiste haber quemado tu primera obra para poder redimirte. Por eso tu alma, igual que la mía, está condenada a vagar por los pasillos solemnes de este museo. Solo ruego que el fuego, en cualquier momento, logre finalmente liberarnos.

sábado, 14 de agosto de 2010

Bioma

Dos millones de piedras planas llovieron el último día sobre el pueblo. El sol que disolvió las últimas nubes, comenzó a calentar las piedras negras, haciendo hervir el barro que tapaban. La primavera comenzó a brotar. La vegetación se hacía cada vez más exuberante sobre aquel lugar signado por las tragedias. Sus habitantes, con la alegría recién recobrada, volvían a sentirse intranquilos con el avance inexorable del verde sobre el negro. Un verde que iba tomándolo todo; paredes, techos, postes, hasta los cables del precario tendido eléctrico quedaron ocultos por el vergel, que aceleraba su crecimiento si alguna raíz, un tallo, una hoja siquiera era cortada. Comenzó la emigración de los pobladores que, en caravana, iban en busca de otro lugar donde vivir.
Ya se había marchado el último hombre cuando unos niños, escondidos en el jardín de una casa, comenzaron a jugar a la payana con las piedras negras del suelo. Cada vez que levantaban una, el aire se calentaba y se detenía el crecimiento de su planta. Entonces comprendieron su misión. Pronto formaron las tribus payaneras, que desde aquellos tiempos pueblan la impenetrable Amazonia para mantener en equilibrio el clima ecuatorial.

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lunes, 9 de agosto de 2010

Realismo Onírico


Un par de piedras planas encastradas en los ojos, de azabache puro para que condujeran mejor las imágenes, y un decodificador sobre la frente, conectado al ordenador, era todo lo que necesitaba para crear sus películas. Durante el día había demasiados estímulos que le impedían concentrarse. En cambio de noche, cuando todo se aquietaba y caía en el sueño profundo, su imaginación se disparaba formidablemente, proveyéndole las mejores historias. No podía saber que la píldora para dormir que había comenzado a tomar provocaba pesadillas. Como tampoco llegó a saber que en su inconsciente vivía un asesino. Las autoridades destruyeron el aparato por seguridad.

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jueves, 5 de agosto de 2010

Liquidación navideña




Un hastío visceral la llevó a vagar aquella Nochebuena con la esperanza de encontrar algún cliente solitario. Las últimas luces se hacían acuosas en la noche londinense, a la hora en que ratas y cucarachas corren libremente por las calles. El aroma a galletas de jengibre brotaba de los hogares envolviéndola con recuerdos de una niñez para olvidar. No podía llorar, se correría su maquillaje. Debía apresurarse si quería encontrar algún rezagado de los bares que le diera un poco de olvido. Retocaba el bermellón de sus labios cuando lo vio en el espejo. El taciturno Jack caminaba a pocos pasos detrás de ella. Se sintió dadivosa. Pensó en ofrecerle compañía al costo de una sangría.
- Hola Jack... tengo un obsequio de Navidad para ti.
- Yo también Polly.

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